La Mona Lisa tenía el colesterol alto y una de las Meninas, el síndrome de Albright.
La mona LisaUn experto médico italiano cree haber descubierto signos de distintas patologías en retratos clásicos como "Las Meninas", de Velázquez, o la "Mona Lisa", de Leonardo.
Según declaró al diario británico The Times Tito Franco, profesor de Anatomía Patológica de la Universidad de Palermo, esos signos de enfermedad, que van desde malformaciones óseas hasta cálculos renales, arrojan una luz muy diferente sobre ciertas pinturas icónicas.
"Miro el arte con un ojo distinto del de un experto en arte, como un matemático escucha la música de modo diferente de como lo hace un crítico musical", explica Franco, que ha analizado un centenar de obras, desde la escultura egipcia a ciertas producciones contemporáneas.
En "Las Meninas", Franco dice haber descubierto que el personaje principal, la infanta Margarita, parece víctima del llamado síndrome de Albright, enfermedad genética que "incluye pubertad precoz, corta estatura, enfermedades óseas y problemas hormonales".
En "La Escuela de Atenas", de Rafael, hay una figura, que se ha identificado como Miguel Ángel, a la que se representa sentada en unas escaleras con las rodillas muy hinchadas y como nudosas, lo que es, dice Franco, "claramente consecuencia de un exceso de ácido úrico típico de quienes padecen de cálculos renales".
En el "Cupido Durmiente", de Caravaggio, que se conserva en el palacio Pitti, de Florencia, el médico italiano dice haber descubierto signos de "artritis reumatoide infantil, o tal vez raquitismo".
La Mona Lisa, de Leonardo da Vinci, presenta en torno a su ojo izquierdo, según Franco, síntomas de xantelasma, pequeños tumores benignos o levantamientos grasos situados alrededor de los párpados y que pueden indicar niveles elevados de colesterol.
En las manos de esa enigmática mujer parece haber, añade, lipomas subcutáneos, es decir tumores benignos compuestos por tejido graso.
Y la famosa Madonna del Parto, de Piero della Francesca, muestra síntomas de bocio, hinchazón de la glándula tiroidea "típica de personas -explica Franco- que bebían aguas de pozo en algunas zonas" durante la Edad Media y que sufrían carencia de yodo.
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